martes, julio 05, 2005

no quiero

Qué es lo que pasa? dónde está la clave de esto? Porque aquí hay un punto ciego, hay una parte donde yo me perdí el argumento. Qué pasó?, qué pasó?! Puede la pena ser física? No lo sé, y me cuesta creerlo. He llorado varias veces sin razón aparente. Me aprieta el pecho, me duele el pecho, se me agita el cuerpo, me tiemblan las manos, se me ahoga la respiración, pero por qué? qué pasa? De dónde proviene? Cuando lloro mi certeza es de que todo va a salir mal, que estoy -por una razón que desconozco- en un camino que me lleva a la destrucción, al fracaso. Y que todo está fuera del alcance de mi voluntad o mis posibilidades. Me siento atrofiado, minusválido. Echado a perder.

A veces, entre una lágrima y otra, pienso que es la edad, que la felicidad se nos entrega en un saco cuando nacemos y que el stock en ese saco se degenera con los años, disminuye, se acaba. Mis cuatro años es la época más lejana que puedo recordar, y es la edad más feliz que recuerdo. Soy débil, me siento débil. Me siento un débil infiltrado en el mundo. He tenido suerte. La vida no se ha percatado todavía de este polizón. Y cuando lo encuentre, este polizón no podrá verserla con la vida, es constitutivamente débil. Una brisa leve puede botarlo.

Quizá no debería quejarme tanto. Lo hago porque quiero liberarme de esto.
La otra estregia es llenarme de ideas optimistas, como cubrir la pena de ellas, encapsularla, aislarla.

No quiero ser tan oscuro. De verdad no quiero.
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