el viejo puerto

Tomás es un caso. Un artista de escaso equilibrio sicológico y de un humor increible. Siempre hace reir, aunque no siempre a propósito. Como dije, un caso.

Dos semanas atrás me invita a su casa en Valparaíso y yo, por supuesto, acepto. En vacaciones y soltero, el puerto se presentaba como un buen panorama.

Pagano. Vamos a Pagano. Siempre vamos a Pagano. Lleno, as always. Como yo he decidido no tomar más (pa ver que se siente tener un cuerpo desintoxicado) me la paso toda la noche tomando jugo. Y dando un poco también... En fin. El caso es que sin alcohol en las venas, Pagano es mucho menos interesante que a través de la realidad chiclosa y distorsionada que tan benevolamente te ofrece un vaso de vodka tonic. Uno mismo, no es el mismo que quisiera ser. Hace falta la pócima que saque al Mr. Hyde que se agazapa ahí dentro, detrás de mil capas.

Con mi vaso de jugo sosteniéndome, recorremos Tomás y yo varias veces el local. Creo que instinto cazador le llamarían a eso en el Discovery... A ratos nos perdemos de vista y ahí solo somos mi vaso de jugo de naranja y yo, y las miradas de ida y venida. No encuentro nada que me interese y por lo tanto dirijo mis pasos a la sala electrónica, el único lugar donde tiene sentido bailar solo. Ahi me encuentro con un niña con la que me di unos besos en el verano. A ella le gustan los gays, pero como no puede tenerlos se conforma con los bisexuales. Hay de todo y pa todos lo gustos en Pagano. Bailé un rato con ella hasta que llegó Tomás, enojado a rabiar porque la gente estaba horrible y no habia nada, ni para mirar, etc. Él es así, él paga la entrada pa ver gente bonita, pa encontrarse un mino o algo, la música, el trago, todo lo demás, le importa un pico. O sea, solo le importa el pico, mejor dicho.

Me alejo porque no estoy de ánimo pa escuchar quejas. Camino entre la gente y de repente veo a joven alto destacando entre la multitud. Joven alto lleva un gorro negro. Joven alto es guapo. Me quedo a mirar a joven alto. Joven alto hace como que no me mira, pero me mira realmente. Es gracioso ver como joven alto disimula que me mira. Me pongo a bailar junto a joven alto y hablo con una de sus dos amigas. Pero joven alto no hace intentos por entablar conversación conmigo. Como no tengo vodka que me respalde, mi timidez natural me impide dar el primer paso. Pasa largo rato hasta que le pregunto como se llama y sus amigas desaparecen como el humo y nos quedamos los dos bailando. Joven alto me dice que el ya me ha visto, que de hecho me ha sacado a bailar y yo le he dicho que no. Entonces saco del saco de la memoria la vez que en el verano me invitó a bailar este muchacho. Vaya que ha cambiado! O sin alcohol lo veo más guapo? "No me acuerdo", mentí. Seguimos bailando. Intento darle un beso. Joven alto me corre la cara. Lo miro con cara de desconcierto. Se está vengando? Me dice que está pololeando, con un tono de pucha-si-no-estuviera-pololeando. Me dice que por qué no le acepté el baile en el verano. Me deja tranquilo: no es que no le guste, sino que tiene esa moral extraña que hace a la gente fiel. Mi ego no resulta dañado, todo bien, puedo despedirme en paz. Señor bombero que está en Puerto Montt por una semana y que es novio de joven alto del puerto, si Ud. lee esto, sepa que su novio le ha sido fiel. Es un buen chico, cuidelo.

Después que prenden las luces, el rumbo nos lleva a casa de Tomás. Y a dormir. Pero antes Tomás me muestra (más bien descubro) su colección de arte erótico gay. Lo más interesante de todo es que el porn star protagonista, llamado Sasha Sucre, es él mismo! Jajajá. Ya dije que el tipo es un caso. Debo reconocer, con todo el orgullo de un amigo, que el tipo tiene... como lo dijera?... el talento necesario para el rubro. Pero bueno, de eso hablaré luego. Ya me cansé.

un saludo.