martes, noviembre 29, 2005

del ánimo y lo que sea

En general, yo trato de pasar mis estados de ánimo a este blog. Lo hago como una especie de rito mágico. Como si por escribirlo, se fueran, se salieran de mi. O se transmitieran y expandieran. Siendo que sean tristes o alegres los estados de ánimo, respectivamente.

Hoy mi estado de ánimo es raro. Ni alegre ni triste. Una especie de limbo. Pero estoy muy sensible a cualquier estímulo. Me he alegrado hasta las lágrimas por un mail que envió un amigo, y después he llorado mientras chateaba con una ex novia y recordábamos lo lindo que fue, y lo lindo que pudo haber seguido siendo.

Durante estos días he pensado mucho con respecto a este año. Me han dado ganas de hacer una evaluación de lo bueno y lo malo que me trajo el 2005. Pero creo que todavía no es tiempo, que, estrictamente, todavía queda algo del 2005, y que, además, todavía tengo que pensarlo un poco más.

Lo que sí sé es que no fue un año fácil, que me ha costado y que tal vez, luego, cuando lo mire con perspectiva, diga "ese año crecí y aprendí mucho". No lo sé.

Lo que sí sé es que el tiempo lo trasforma todo.

Y lo que es ahora no lo será nunca más mañana, y que ni en el recuerdo las cosas se mantienen inmutables, que el famoso río heracliteano es más ancho y profundo de lo que nos imaginamos, que transita con bríos bravos y que todo lo penetra. Todo.

Porque vaya que yo no soy el que era, ni siquiera soy cercanamente parecido a ese que yo me habia propuesto ser. No. Ni lo uno ni lo otro, sino que todo lo contrario.

Cambia, todo cambia. Es una idea hermosa, pero angustiosa en cierta medida. Es que, al final, es tan poco lo que podemos controlar, ni siquiera somos gobernadores de nuestras vidas. Como que parece cierto eso que, desde el Olimpo, otros se entretienen jugando al ajedrez.

Pero por otro lado pienso: la idea de ser un cuerpo a la deriva, transportado y movilizado por afán desconocido, es una idea preciosa. Nada conocemos, ni sabemos. Y sin saber el destino ni el propósito, nos sorprendemos de cada maravilloso encuentro, de cada puerto, de cada faro en la distancia.

Qué es mejor? qué es peor? No lo sé, y pienso que quizá no debería saberlo, que esas son preguntas que se ha creado el hombre. Que la naturaleza no responde ese tipo de cuestionamientos, que su lógica es otra -si la tiene.

Y sin embargo, buscar respuestas es un anhelo incesante, un poco de certezas por favor!!

Yo mismo las busco. Trato que cada vez menos, porque -aparte del hecho que todos moriremos- me he ido convenciendo que no hay certezas o que por lo menos no hay muchas.

Bueno, otra vez he escrito un montón de gilipolleces sin conexión alguna. Las dejo porque sí.

un saludo.
Counters
Web Site Counter