domingo, febrero 24, 2008

speechless

Ahora la cuestión es esta: después de dos años y medio de pololeo, de mucho amor y desamor e idas y vueltas, de creer que no se respira un aire sin él y que a veces se vuelve irrespirable. Después de todo lo que trae el amor en su escondida mochila, ahora me enfrento a la confusión total. La vida es rara -eso no hay ni que decirlo casi-, me pone en encrucijadas que me tienen que llevar a decidir cosas a las que no puedo dar respuesta. No sé, eso es todo lo que encuentro cuando me sumerjo a buscar respuesta en el mar de dudas que soy hoy en día.
En medio de todo es dificil pensar, incluso hablar o escribir.

martes, julio 25, 2006

the hand

nunca una paja fue tan poética como en el corto "The Hand" de Wong Kar Wai.

amigo, amiga: vaya a verlo en su cine arte más cercano. Son tres cortos reunidos bajo el tema EROS.

a cortos, comentarios cortos:

1. The dangerous thread of things: de Antonioni. Mala.
2. The Equilibrium: de Steven Soderbergh. Interesante.
3. The hand: de Wong Kar Wai. Sublime.

The Hand vale por sí sola lo que pague de entrada. Considere las otras dos como un bonus track.

saludos,

sábado, julio 22, 2006

¿Por qué Superman no necesita a Superman?


Porque Bryan Singer lo suplanta en sus propias narices. Porque hay otro héroe en la película. Porque al final de cuentas -y más allá de la ficción, la fantasía y el bonito momento de imaginación- este Übermensch de capa y escudo no existe.

Brandon Routh interpreta al superhéroe del comic que vuelve despues de 5 años y se encuentra con Luisa Lane cazada, con hijo y despechada. Superman vuela, ama a Lane, tiene un hijo y pone en riesgo su vida con tal de ayudar a los demás.

James Marsden, el eterno buen y guapo actor secundario, es el novio-casi-marido de la Lane, es el padre del niño y se llama Richard. Richard vuela (un aeroplano), tiene un hijo (el que ha adoptado de superman) y pone en riesgo su vida con tal de ayudar a superman.

Luisa Lane, ama a superman, pero no puede estar con él porque es... un superhéroe, y conflictuado. Luisa Lane está con Richard, pero no lo ama porque... no es el superhéroe.

Richard entiende que Lane ama a superman, pero intenta no molestar con sus celos, la apoya y no interviene en ellos mantengan su amistad. Richard es comprensivo y solidario. Superman también.

Superman ve a través de todo y puede reconocer si el corazón de un persona funciona bien o mal con solo de una mirada. Richard es el primer personaje de la saga que ve a través de Clark Kent (quien es invisible para Lane) y se pregunta si será posible que...

Richard no tiene superpoderes pero arriesga vida y exhibe coraje para salvar a superman. Superman después salva al mundo con sus superpoderes. ¿Quién es el héroe después de todo?


Eso es todo.


Nota al pie: James Marsden merece más que papeles secundarios. Es penoso que le hayan dado a Ciclope en X-men y acto seguido convirtieran al protagonista de ese comic en comparsa desechable. Es suficientemente guapo como para dejar la banca de una buena vez. Además, enamora a cualquiera después de verlo en Heights.

Nota fleta (otra): el piquero de Marsden en Superman es, lejos, la mejor y mas sexy escena de la película.


domingo, junio 25, 2006

Extraído del baúl de los recuerdos

La noche. Los sonidos de los autos alejándose, la marcha molesta de las micros, las luces amarillas que lastiman el suelo y la vista, mugre, basura por todas partes. El olor: el fétido perfume de siempre. Es el puerto dicen, así es.

Un paso, dos, tres. La carrera disimulada, el rumbo predeterminado, aire de seguridad, el vientre contraído, el estómago hecho un nudo. La cabeza en cualquier parte, sólo los nervios percibidos claramente. Tres pasos, dos, uno. La puerta enfrente. Cuánto es. Dos mil quinientos. Pagar, entrar. El otro mundo ante él. Mirar, respirar. Esa gente, esa otra gente, de la que se quiere ser parte.

Un respiro profundo para impregnar los pulmones con el olor a cigarrillo. La duda sobre tomar el trago de inmediato o esperar, la duda sobre bajar al subterráneo o subir al segundo piso, la duda sobre irse o quedarse. Un paso, dos, bajar las escaleras y sentirse observado. Los ojos de todos sobre él. Primero el rubor, luego la seguridad de sentirse hermoso. Aterriza, entonces, sobre el piso descuidado del subterráneo, con el pecho inflado, la frente altanera, la mirada despectiva, sintiéndose el-me-jor. Bailar, más bien, dejarse llevar con los ojos cerrados. Sentir el tecno, o dejarlo entrar con tambores y percusiones chillonas, dejarlo apoderarse del ritmo sanguíneo, hacer olvidar al cuerpo de la voluntad propia. Buscar, intentar buscar, un estado de éxtasis. Una o dos miradas libidinosas captadas al pasar, fingiendo desprecio total. Una o dos, la tercera mirada se corresponde, se sostiene la vista un par de segundo, como diciendo “tú podrías tener chance”.

La música persistente, el olvido de la armonía, el desenfreno personal, la orgía individual. Espasmos en el pecho, las manos alzadas haciendo figuras en el aire, las piernas marcando el ritmo casi como una parodia militar. El brazo flectado sobre la cabeza, los ojos cerrados como mirando hacia la derecha, una pierna apoyada, la otra flectada, el brazo izquierdo extendido queriendo alcanzar todo y nada a la vez. El aire infestado de nicotina colándose por la nariz; entreabierta la boca, parte de los blancos dientes exponiéndose. Girar la cabeza y entreabrir los ojos. Encontrarse con otra cara demasiado cerca.

- ¿Tienes cigarrillos?. La misma pregunta de siempre.
- No, no fumo. También: su misma respuesta de siempre.

Y nada más. Seguir bailando, pero abriendo un poco más seguido los ojos. Observar al muchacho, medirlo, evaluarlo, verificar si es digno. ¿Me gusta?, ¿No me gusta?

Nuevamente la cara demasiado cerca.

- ¿Puedo bailar contigo?
- Sí, claro. La respuesta se escapa sin pensarlo. Duda sobre lo que se ha hecho. Temor sobre lo que podrá venir.

Entonces se continúa con el baile. La diferencia: otro hombre frente a él. Primera vez, su primera vez. La cabeza en cualquier parte, solo los nervios son claramente percibidos. Disimular, bailar con los ojos cerrados. Concentrarse en el cuerpo propio. De vez en vez, mirarlo de reojo. La duda: “¿me gusta? ¿No me gusta?”. “Le diré que no. Pero no está mal”. “El alcohol que se me subió a la cabeza”. “No. Le diré que no”. “No me gusta, pero si me da un beso no le corro la cara”. Disimular: cerrar los ojos, bailar como lo más normal. Pensar: “lo hago, no lo hago”. “está bien, si se atreve voy. Si no, me da lo mismo”. Mirarlo como sin interés y pensar: “Haz algo, ven y dame un beso. Hazlo ahora o no podrás después”. Al borde del arrepentimiento: “No. Es mejor que no, para qué, alguien puede verme”. “Le voy a decir que voy al baño: la misma frase de siempre que dice ‘no me gustas, hasta nunca’”.

Abrir los ojos, otra vez la cara demasiado cerca.

- ¿Quieres que siga bailando contigo?

Demasiado, demasiado cerca. Él desvía la cara y sus bocas se encuentran. Entonces todo cambia. Los latidos del corazón son más audibles que el tumtúm de los parlantes. No hay nada, ni nadie alrededor. Sólo dos bocas encontradas, dos alientos mezclados. Y el deseo, el deseo que nubla la razón y el pudor. Él suspira por el aire contenido en los pulmones. Se siente bien, le gusta el beso áspero de otro hombre, los labios carnosos, la pasión. Se deja besar y no hace nada más. Se entrega a ese beso como se entrega a lo que está descubriendo de él. Los brazos caídos, las manos distendidas, el cuerpo levemente inclinado hacia atrás, abrazado y tomado por el cuello, se deja besar, se deja besar y nada más.

miércoles, junio 21, 2006

Actualización

Bastante tiempo ha.

Para actualizar sólo un poco.

uno. Acabo de cumplir 7 meses de feliz noviazgo.

dos. Estoy lleno de pega para terminar mi tesis y, finalmente, titularme. Pero estoy lleno de esperanzas también. Confío en que todo saldrá bien.

tres. ... y eso sería todo en cuanto a mi.

saludos.

martes, abril 11, 2006

psychokid

Muy cortito: voy a hacer una confesión que me llena de vergüenza. Le sigo la página de my space a un tipo al que conozco solo muy, pero muy lejanamente. Me siento un voyerista y una calcetinera. Pero mentiría más de lo que mi propia honradez puede soportar si no dijera que el tipo me gusta mucho.

Soy un sicópata!!!

martes, marzo 07, 2006

Brokeback y otras cosas

No es que sea una obligación comentar Brokeback Mountain si eres gay, pero pareciera que casi lo es.

Aqui va mi comentario.

No sé muy bien como expresar mis impresiones al respecto. Trataré de ser lo más esquemático posible, no para que ustedes entiendan mejor, sino para que yo pueda pensar mejor.

SOBRE LA PELICULA

Es una buena película, que expone de un modo no cliché el dolor y las dificultades de un amor imposible. En este caso, las imposibilidades son: las reglas sociales, y, sobre todo, el temor de uno de los amantes.

Las actuaciones son notables (sobre todo Heath Ledger), la fotografía, la dirección, etc, y todo lo que ya se ha dicho hasta el cansansio.

Los momentos que más me conmovieron:

uno. Ennis llorando y diciéndole a Jack que su vida es una mierda fracasada porque era la única manera de poder verlo las pocas veces que podía verlo. El sacrificio silencioso de un hombre que ama sin aspavientos. Dentro de todas sus limitantes, él también hizo todo lo que pudo.

dos. El flashback de Jack al despedirse de Ennis por última vez: lo recuerda en su primera estadía en Brokeback mountain. Ennis se le acerca por detrás, lo abraza y es la única escena en que vemos a Ennis actuar tiernamente. Ese recuerdo de amor es una impronta para Jack, el recuerdo que se convierte en esperanza. Una esperanza que dura toda la vida. Es ese abrazo por la espalda lo que Jack mantiene guardado en las camisas que se abrazan. El amor siempre es un anhelo, un placer tantálico. Y de otro modo, muere.

La de esta película, es quizá la historia más típica (más probable) para dos hombres que se aman en un texas conservador. Cómo hubiese sido la historia típica de un par de hombres que se aman en el Nueva York del 2006?: -sin querer caer en el prejuicio- no más de una semana y el siguiente por favor. El amor es siempre un anhelo porque se instala desde la carencia. A Jack y a Ennis no se les agota el amor porque no se les agota el deseo, no pueden tenerse, y no tienen a nadie más. Para Ennis sobre todo: por su sicología no iba a buscar otros hombres, para él era Jack y no podía ser otro.

La contrapongo un poco con Closer. Ahí la facilidad de acceso al "amor", la facilidad con que el ser deseado puede ser alcanzado, vuelve el deseo hacia una parte que no puede satisfacerse (por que la ley del deseo es que no puede satisfacerse), es decir, hacia dentro. En Closer, los protagonistas no aman a los que creen amar, aman lo que desearían amar. Una ilusión, una ilusión tras otra. No aman al otro en sí mismo, sino que lo que pretenden o proyectan en el otro. Y eso no es un pecado de los tiempos modernos. No puede ser un pecado aquello que es ontológico. Bueno... perdón, olvidaba que el pecado es ontológico. Pero esa es otra discusión. Y les digo, Jack y Ennis en el Londres del 2006, se hubieran liado con Jude Law y Clive Owen en todas las combinaciones posibles.

Así como lo ven: el ser humano es él y sus circunstancias, el amor es él y sus circunstancias. Pero como les digo: el límite de Jack y Ennis, con las dificultades tendiendo a cero, es Jack sin Ennis y Ennis sin Jack.



EL FENOMENO TRAS BROKEBACK MOUNTAIN

La película es casi un estandarte en estos días. Toda la comunidad gay conmovida, emocionada y alabando la película. La comunidad gay más entusiasta que cualquier otra por la película. Me dirán que es obvio, y seguramente lo es, pero hay algunas razones detrás que es interesante analizar.

uno. la vida amorosa de un gay es difícil. El secreto, las apariencias, el qué dirán, terminan llenando las relaciones de una neurosis que prontamente las lleva al fracaso. El gay sufre por amor, y esa película lo muestra y lo muestra bien.

dos. estos gays no son cualquier gay, son vaqueros, son rudos, son machos. Y aquí muchos homosexuales aplauden de pie que se rompa con el estereotipo del gay-loca. Está bien, pero hay que tener cuidado, al decir "vean que no todos somos locas" se esconde, en alguna medida, homofobia. Es cierto, existen homosexuales varoniles y otros que no. Pero siempre me ha parecido raro y retorcido cuando me encuentro con aquellos que "odian a las locas", o que se preocupan por no hacer o actuar de un modo amanerado. Desde mi punto de vista, cuando se reprime y se rechaza a las locas, o lo que involucra loquerío, se está reprimiendo la propia esencia homosexual, se está rechazando algo que nace naturalmente de la condición de homosexual de ese hombre (al amaneramiento, etc). Es conocido que entre los homosexuales "las locas" son discriminadas y excluidas, y eso es, desde mi punto de vista, un rechazo a la visión más evidente de la homosexualidad. O sea, homofobia. Pero ojo, no quiero hacer entender que un gay no homofóbico deba necesariamente ser una loca. Pero, ciertamente, aquel que se procupa mucho porque no piensen que es una loca, es un tipo que rechaza ser tachado de una manera que él entiende que es ofensiva. Un ejemplo: yo soy moreno, si alguien me dice "ey, negrito" y yo me ofendo y digo: "no soy negro, soy blanco, negros son los indios" Estoy develando mi rechazo a no sólo a lo negro, sino tambien a lo moreno. No sé si se entiende.

Bueno, solo quería expresar mi extrañeza al percibir un tufillo a homofobia donde se supone que no debería haberla: entre los mismos homosexuales. Se puede lucir y ser varonil, pero obsesionarse con ser así y rechazar a los que no lo son, es nocivo y contraproducente. La tolerancia parte por casa.

Todo esto lo digo a propósito de la película, porque creo que ese grupo de homosexuales homofóbicos la han apreciado por las razones incorrectas, porque reafirma una imagen a la que aspiran y la única que aceptan: la de homosexuales varoniles. Cuidado!

Eso es todo,

muchos saludos.
Counters
Web Site Counter