miércoles, agosto 31, 2005

de roces

Cuando lo conocí dije mmmm…

Después dije mmm, no na que ver

Y después dije, no ni cagando

Pero después él vino a verme, y conversamos mucho, y a veces se rozaban nuestras piernas.

Yo no hice nada porque no estaba seguro. Me decía: mmm… quizá, pero no… mejor es que no.

Hasta que un día volvió a venir. Esta vez de sorpresa. Y otra vez conversamos mucho. Demasiado. Cuando ya eran las 4 de la madrugada, yo ya estaba cansado y me tiré en mi cama. El me siguió y nuestras piernas no se rozaron más, se cruzaron descaradamente. Y seguimos conversando. Hablamos de nuestros cuerpos, de nuestros penes, de nuestras experiencias sexuales.

De pronto él me dice: tanta luz que hay en tu pieza. Yo dije: me gusta, todo bien iluminado. El dijo: en serio? A mi me molesta. Yo dije: uff, que sueño, acostémonos? Y apagué la luz y me metí en la cama. El se sacó también la ropa y se metió en la cama. Nuestras piernas se cruzaron otra vez debajo del plumón. Su mano se deslizó y encontró mi erección. Yo busqué la de él.

Después vino el beso y todo lo demás. Después nos dormimos. Después se levantó y se despidió de mí. Después seguí durmiendo.

Unos días después volvió a venir.

Y eso. Quién sabe como terminará esto. Muchas veces lo que empieza como comedia termina como tragedia. Ojalá que no. Yo espero que no.

saludos.

sábado, agosto 27, 2005

yo acuso

A ver. Varias cosas. O ninguna, quizás. En fin, dejemoslo en algunas cosas:

No he escrito en harto tiempo, pero he seguido leyendo. Me he desilusionado un poco de esto de los blog. Por varias razones. Las enumero a lo Fresán para que me sea más fácil:

Uno. Supuestamente, casi todos entraron a esto por la garantía que da el anonimato. Poder decir lo que se quiera (incluso mentir), cómo se quiera, cuando se quiera, etc. Pero es inevitable que una personalidad termine desarrollándose. Y eso: PROBLEMA! Cuidar la imágen propia, o del personaje-blog, se convierte en una especie de necesidad: los comments y lo site counters hacen que, si quieres ser visitado, algún tipo de marketing strategy tengas que desplegar. Y qué pasa? Que me tengo que encontrar con chicos super-buena-onda-que-siempre-le-desean-lo-mejor-a-todo-el-mundo-y-para-siempre-en-serio. Creo que he escuchado más comentarios mamones en la blogosfera que en la vida real. Primera conclusión: Odio a los blogger commentarists mamones y chupapicos! Señor: si tiene algo interesante que decir, dígalo. Pero si no tiene nada que decir y va comentar porque sí, cierre su boquita. Calladito se ve más bonito.

Dos. El medio es anónimo, pero igual se nota al aspiracional. Lo siento, es así. Varios de por ahí postean como si the real rich and famous lives hubiera llegado a stgo city. Y se preocupan, se nota. Dejan caer un comentario por aquí, otro por allá: cuando fui a tal lugar, cuando me invitaron a tal otro lugar. Puros lugares con onda-donde-escuchas-chill-out-music-sitted-on-a-very-expensive-lounge chair-bought-in-some-alonso-de-cordova-design-shop como pa ir creando un ideario de lo que ellos son (já) o lo que les gustaría ser: uno chicos con onda-que-van-a-lugares-con-onda-no-porque-lo-busquen-sino-porque-es-el-medio-que-les-tocó-vivir-pucha!. No se las compro. Por supuesto, que hay algunos auténticos, pero también varios wannabe. A ellos le digo: niños: se les nota. Dedíquense a contarnos sobre sus paseos por Paseo Ahumada, y sean autenticos, for god sake! Y dejennos a nosotros los real-cool-guys hacer nuestra pega bien, ok?

Tres. Los otros apestosos: los abajistas. Este va en serio. Me cargan!!!!!!!!!!!!!! Pucha, tengo plata, tengo auto, soy rubio, mis ojos son muy azules, voy al spa, subo todos los fines de semana, mis amigos me aman aunque soy gay, pero en verdad estoy cansado de esta vida, quiero vivir la vida de verdad, quiero conocer matucana y tener amigos flaites! Pucha!! Sufro caleta, en verdad.

Cuatro. No faltan los que quieren hacer su contribución a la intelectualidad, y no se conforman con darnos lo que realmente queremos: las historias sabrosas, y tratan de darnos ese valor agregado que tanta falta nos hace a los blogger readers: un ensayo a doble espacio sobre, no sé, cualquier cosa: la pobreza del mundo, la banalidad de los medios, etc. Y yo pienso, señores: no hay que pedirle a las cosas más de lo que son. Ud, aplique ese precepto a Ud. mismo: no se exija más de lo que puede dar. Reconozco que hay algunos que lo hacen bien. Para ellos no van estas palabras, pero hay otros que como ensayistas improvisados son buenos bailarines. Otra vez les aconsejo: cierren la boquita, calladitos se ve más bonitos. Y cuéntenos lo que nos interesa: el detalle morboso de su vida diaria. Y si no tiene tema, invéntelo. Nos gusta la literatura también.


Cinco. Por último. No he sabido de blogger feo, guaton, pobre, o desdichado. No, en realidad de este último tipo sí hay varios. Pero no me quejo, el gremio de los poetas malditos me entretiene. Pero feo, guaton o pobre no conozco en la web. Y no es que quiera conocerlos, pero sé que existen y, por lo tanto, se camuflan. Eso no es justo con los atentos lectores. Para Uds. mi mensaje es este: get real! y déjennos elegir nuestros blogs preferidos con toda la información relevante.

Seis. La próxima vez predico con el ejemplo.

Siete. Eso es todo.

saludos.

domingo, agosto 14, 2005

son of a ...

Sebastián hijo de puta. Como dos meses anduve weviando, llamándolo, hablándole por msn, insitiendo. Porque yo sabía, yo sé, que le gustaba. Que le gusto. Pero él era ambiguo, me daba unas excusas extrañas, que a él le gustaba conocer a la gente, que no era de involucrarse con alguien de buenas a primeras, bla, bla, bla... pero no hacía nada al respecto, no llamaba, no me invitaba a salir, entonces qué... yo no entendía nada. Y me hacía sentir que era yo el enrollado, que era yo el que la estaba cagando. Me encontraba muy ansioso. Sí, que yo estaba muy ansioso. Hijo de puta. Y claro, como yo soy siempre muy comprensivo con todo el mundo (excesivamente comprensivo), le aguantaba todas sus agresiones sicológicas gratuitas y solapadas porque entendía que era (que es) un tipo muy inseguro. Entonces, para no ser ansioso -porque ser ansioso es malo- yo no insistí más. Y él tampoco hizo nada. Entonces la nada trajo la nada y todo se desvaneció lenta pero persistentemente. Yo, al principio, esperé. Pero me aburrí. Y claro que me enrabié, y lo pasé mal, pero después de un tiempo -porque el tiempo lo borra todo- me olvidé. Me lo encontraba en msn y tal, pero todo caminaba hacia una especie de amistad un poco anodina, bastante fome a decir verdad, aunque una vez acostumbrado, me empezó a dar lo mismo.

Pero todo verso tiene su anverso. Que la vida es circular lo descubrió Borges y otros hace ya un tiempo. Y que es absurda, vaya que lo es. Me lo encontré y nos saludamos y conversamos un rato. Por supuesto mi actitud era otra, no la misma que tuve la última vez que lo vi y que le dije que él me gustaba y que yo sabía que yo le gustaba y que pa qué ponerle tanto problema a una cuestión que era tan simple. Mi actitud ahora era otra: buena onda, en plan amigos. Pero el ser humano es un animal estúpido, eso lo aprendí yo hace un rato ya. Entonces empieza a hablarme poco menos del amor que la vida nos promete y cosas del estilo. Me coquetea. Ahí estaba la vida ofreciéndome una venganza en plato frío. Pero yo soy buena persona y soy extremadamente comprensivo y entendí que actuaba por histeria y le dije que pa qué ibamos a seguir weviando, "ya se pasó la vieja, compadre". Entonces me sale con que él se había alejado porque yo estaba muy ansioso y que él no quería meterse sin estar muy seguro porque podía hacerme daño, etc., etc. O sea, la culpa era nuevamente mía. Hijo de puta.

En realidad pasó lo que yo sabía que iba a pasar: al compadre se la di muy fácil al principio y se desentusiasmó, pero, al final, se arrepintió. Eso yo lo sabía. Ahh... y se va a enamorar de mi. Eso también lo predije, pero ya no me interesa. Es que ponerle tanto tanto rollo al asunto hostiga. Esta bien la conquista y el coqueteo y todo ese cuento, pero tanto rollo, que sí que no que sí que no... ufff... termina matando el interés. Realmente.

Nos despedimos en buena onda eso sí. Capaz que terminemos siendo amigos a la larga, si el tipo igual me cae bien, y el tiempo lo transforma todo, dicen. O no?

saludos.

miércoles, agosto 10, 2005

shame on me (o sobre cómo una buena persona se convierte en una mala persona)

Ya, la historia es así. A este muchacho lo conocí hace un tiempo. Fueron un besos casi casuales, casi inocentes. Una de esas cosas que uno hace por divertimento, casi para matar el tiempo. Es la peor de las razones, pero, bueno, esas cosas ocurren. O uno deja que le ocurran. Pasó el tiempo y me lo encontré un par de veces más en algún lugar perdido. Nos saludabamos con un movimiento de cabeza.

Ahora que he decidido explorar la faceta gay en serio, trato de salir más a locales de ambiente, como dicen los españoles, y había uno que quería visitar hace tiempo. El club bizarre era un poco una promesa para mi, había fantaseado tanto tiempo con la idea de ir que las fantasías se habían vuelto una obsesión.

Obsesionado, pregunté y acosé a alguno de mis amigos para que me acompañaran, pero nadie quiso. Tanta negativa, me hizo pensar que ya era hora de buscarme un gay partner para salir, un sancho panza, un loco en buena onda con el que parrandear y reirse. Pero gay.

Entonces me encontré a este muchacho del verano en mi msn. Le pregunté dónde quedaba el club. Me dijo: en fanor velasco, cerca de la norte-sur. Le dije que cómo era. Me dijo que parecido a pagano, que él siempre iba para allá. Le dije que tenía ganas de conocerlo. Me dijo que me iba a gustar. Le dije que gracias por las indicaciones, que a lo mejor iba ese fin de semana. Me dijo: si vas, llámame. Y pensé que esa era una buena oportunidad de encontrar un sancho escudero. Y le dije que sería genial. Y cerré sesión.

Llegó el sábado e hice mis últimos intentos infructuosos por convencer a mi amiga a que me acompañara. Ella es muy heterosexual y no podía permitir que su cuota de testoterona semanal mermara por acompañarne a un lugar donde hay mucha testorerona, pero ninguna a su alcance. No way. Pero muchacho del verano llamó y nos pusimos de acuerdo. Me dijo: te espero a la una. Le dije que ok y llegué a las dos.

El lugar, fue y no fue como lo imaginaba. Fue como me lo imaginé al principio, cuando recién me hablaron de él, pero fue infinitamente peor que las fantasías que yo había construido en mi mente durante todo el tiempo que quería ir pero no iba. En todo caso, hay toda una estética de underworld muy kitsch que me gustó. Descubrí a una japonesa que habla y canta con el léxico de una carretonera y que, al parecer, goza de una fama extendida y consolidada en ese tipo de ambiente, o en ese ambiente. Un grupo de activos fans, la mayoría con escasas cejas, coreaba sus canciones con fervor verdadero. Era una show-woman en todo caso esta japonecilla, hay que reconocer.

Y eso, el lugar estaba lleno, y el muchacho me mostró todos los pisos y fue siempre muy amable y se quedó conmigo toda la noche. Era gracioso y muy easy-going. Pero su amabilidad -me parecía- iba más allá de la pura amabilidad. Por supuesto que así era, si la única vez que lo había visto fue en condiciones más intimadas y era un poco obvio que todo tenía una aire a cita. Era yo el que no se daba cuenta de lo que tenía que darme cuenta. Pero no me gustaba nada. El muchacho no es feo, pero no, no me pasaba nada. Y, sin embargo, era tan amable, se veía tan buena persona.

Fui ahí cuando empecé a sicotizarme. A llenarme de ideas locas y burbujear sensaciones que no sentía, pero que me provocaba, traicioneramente, a mí mismo. La soltería, el aburrimiento, un estúpido sentido del agradecimiento, se mezclaron como si mi cabeza fuera una coctelera. Pensé que quizá no estaba suficientemente relajado, después de todo hubo una vez en que sí me movió algo. Fui por un trago. Y sí, el alcohol elevó por un momento la líbido. Pero su efecto desvaneció rápido. Pensaba muy rápido y confusamente. Se me pasaron las ideas rápido como fotogramas y me detuve en una: me dije: hace tiempo que no tienes sexo y es hora de hacer algo al respecto. Le di un beso.

El arrepentimiento fue casi instantáneo. Pero no lo reconocí en ese momento: yo tenía una idea fija: tenía que hacer algo al respecto. Lo que vino después no sé cómo ocurrió y tal vez ni siquiera es necesario precisarlo. No sé cómo ni por qué, pero a las cuatro de la mañana yo iba saliendo del boliche rumbo a mi casa. A las cuatro con diez minutos, tome un taxi y le indiqué al chofer dónde iba. El muchacho iba conmigo.

Tirados sobre mi cama, me obligué a hacer algo que no quería hacer, convenciéndome de que finalmente todo fluiría con facilidad, que el sexo traería más sexo y que la acción traería la pasión o que, por último, la supliría. Pero nada de eso ocurrió, y en un momento tuve que detener todo y decirle que no, que no quería hacer eso. Debí haberle dicho la verdad: que no me gustaba lo suficiente y que, a lo más, podía ofrecerle mi amistad. Pero una cobardía extraña no me dejó hacer lo que debía hacer. Además, sentía vergüenza. Me sentía un calientasopas, un histérico, un provocador. Cosas que yo desprecio. Ahí estaba yo, convirtiéndome en una mala persona. Eso no se hace, y yo lo estaba haciendo. Le mentí, le dije que no queía webear, que no me interesaban las relaciones accidentales, ni el sexo express. O sea, le inventé -al mismo tiempo que me sorprendía de lo que iba diciendo- que yo era poco menos que una señorita respetable que no se acuesta la primera vez y esas burradas. Ahí estaba yo... Y lo dije yo mismo. Sobre mí mismo. Y me dijo que no importaba. Y yo no le dije nada. Y me dijo que ahora le gustaba más. Y a mi él me gustó menos aún. Cómo le puede gustar alguien que dice que es como yo dije que era! Pero no le dije nada. Y se despidió. Y me dijo chao, y yo lo acompañé hasta la puerta. Y todo se fue a la mierda, y todas las fantasías de meses se conviertieron en una pesadilla de equivocaciones.

Cuando desperté al otro día tenía un mensaje de él dándome los buenos días. Ya ven, todo lo que empieza como comedia termina como tragicomedia.

saludos.

lunes, agosto 01, 2005

de noche

Estoy desvelado.

Mi fin de semana.

Viernes. Salir a comer con amiga. Qué rico es el suspiro limeño! Después de la cena, caminar por barrio bellavista sin rumbo previsto. Paseando como si fueran las tres de la tarde, cual par de abuelos. Mucha conversa y mucha risa. La quiero a la niña esa.

Sabado. Salir a bailar con amiga. Fiesta para mayores de treinta, solo se podía entrar con invitación. La llamaban la "fiesta de la liberación". Mi imaginación se echó a volar.

Pero se estrelló con la realidad. La evidencia me mostró lo siguiente: que a los treinta hay muchas más mujeres solteras que hombres, que las mujeres se mantienen cualitativamente en mejor estado que los hombres, que después de los treinta, pocos hombres valen la pena: mucha panza, mucha arruga, mucha despreocupación.

La situación era freak: una casa antigua, muchas mujeres anhelantes (por decirlo elegantemente) de hombre, y unos pocos hombres mayormente feos. Pero bueno, ya estabamos ahí. Así que a la pista de baile nos fuimos. Cerca mio, en una esquina, una mujer que llegó vestida de chal, empieza a moverse timidamente. Se ve incómoda.

Alguna que otra mujer me mira descaradamente. Las que más, me sacan a bailar. Me entretengo mirando una fauna desconocida para mi. La gente está efusiva. No se conocen entre ellos, pero se saludan felices. Pienso que, al parecer, después que los veinte te abandonan, las fiestas de casa vuelven a ser la gran panacea. La mujer de la esquina se ha quitado su chal y baila un poco timidamente.

Veo, al pasar, al único hombre guapo de la noche. Es, se sabe, y se aprovecha. Absolutamente straight, por supuesto.

Y así, me paseo con mi vaso de coca-cola de quinientos pesos a través de los distintos ambientes. Tengo ganas de tomar, pero no debo sucumbir. Lo bueno es que hay muchas papas fritas y ese tipo de mierda para comer gratis, así que me entretengo llenándome de mierda que después me cae mal. La mujer de la esquina ahora baila con los ojos cerrados. Algún tipo de introspección a la adolescencia para recordar como se baila, pienso.

Camino por la sala buscando a mi amiga cuando veo, mirándome de frente, a mujer de mirada aleopardada. Me asusto. Me giro. Y me coge otra mujer: mujer de chasquilla. Estas creen que soy un juguete, me digo. Pero la música no está mal y bailo con ella. Mientras tanto, mujer de la esquina baila moviendo su pelvis espasmódicamente.

"Tú debes ser super atractivo para las mujeres", me dice la mujer de chasquilla. La precisión "para las mujeres" me llama la atención, pero no digo nada. La miro y le digo: "obvio!" y me río. Se ríe con la risa más falsa que haya oido (y no es recurso literario). Su falsedad me da risa, y me río más, ella me sigue con su risa falsa y yo me tiento todavía más, al final mi risa termina contagiándola verdaderamente y terminamos los dos apretándonos la guata. Cuando nos calmamos -porque soy vanidoso y ególatra- le pregunto que por qué me dice eso. Me responde: "o sea, no eres mi tipo, pero creo que debes ser super atractivo para las mujeres". Le sonrío. Y pienso que es el momento de empezar la retirada, pero me distraigo un momento mirando a la mujer de la esquina: está transpirada y los movimientos pélvicos son cada vez más pronunciados. She is really having some fun there. (Nota al margen: en la generación de los 80' las mujeres bailan como hombres, y los hombres definitivamente no bailan)

Mi amiga se me ha perdido. Empiezo a buscarla. Cuando subo por la escala, mi gaydar me da un pitido fuerte y claro. Veo al único otro joven de la fiesta parado al borde de la escala. Discuto con mi gaydar. No creo que el tipo sea. Pero lo observo un rato, por pura curiosidad. En un momento nos pillamos las miradas. Corro la vista y me voy, después de todo no era de mi tipo, y estoy casi seguro que era straight. Mi gaydar, sin embargo, sigue estando en desacuerdo conmigo. Subo, encuentro a amiga, pero amiga esta con alguien, le digo que quiero irme y me dice "pucha" y se me queda mirando con cara de nada. Entiendo el mensaje y me despido y me voy. Bajo y antes de irme veo a mujer de la esquina, que ahora se ha trasladado hasta el centro de la pista, completamente despeinada, con los ojos cerrados y bailando como una posesa, toda transpirada con las ropas revueltas. Yo miro alrededor como diciendo "ayuda para esa pobre mujer", pero la gente parece no ver nada. Entonces hago mi segunda nota al margen: después de los treinta también se pierde el criterio de la compostura. Me voy. Freaky world, freaky world, y me río mucho en silencio.

Pero son recién las 2 de la noche. Y me fui a la Bunker. No he ido más de tres veces y nunca solo. A la mierda, pensé y tomé un taxi. Llegué, entré, y no me pude aguantar: cobré mi cover.

El show: Por lo que conozco del ambiente, hay muchos gay a los que no les gusta ese tipo de show: que les da asco, he escuchado decir. No sé. Yo, honestamente, creo que el show es de calidad. Digo, dentro de lo que es. En fin.

Nada interesante pasó. Estaba este joven handsome que miré por mucho rato. Él me miró también, pero ninguno de los dos dió el primer paso. Tanta cobardía propia y ajena que hay que soportar. Sin embargo, hubo premio de consuelo: famosillo clase B se acercó a hablarme. Me subió el ego, pero yo no estaba interesado. Parece que me estoy acostumbrando a salvar mi ego y salir siempre con las manos vacías. Esa situación no es sostenible por mucho tiempo más. Y eso es todo. Lo mejor de la noche? Simplemente Francis Françoise!

saludos.
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