martes, noviembre 29, 2005

you is I

Tú no sabes si me quieres, tú no sabes exactamente porqué estás conmigo, te preguntas qué motivo es el que te liga tanto a mi, tú no entiendes que yo te guste, no sabes qué es lo que de mí te gusta. Tú piensas que eres mejor, superior a mí, que te mereces más que yo, que soy un engreído, un bluff, que hablo mucho y digo poco, que mi piernas son flacas, que tengo panza, que tampoco hago el amor bien, que soy descariñado, que para mí esto es una aventura muy entretenida, que tú me calientas mucho, y que eres el primer hombre que me mueve un poco el piso. Pero que fuera de eso no hay mucho más. Piensas que puedo dejarte en cualquier momento, piensas que soy un coqueto y te llenas de celos. Y te sientes estúpido y patético por eso. Tú, que nunca sentiste celos, tú que siempre fuiste tan amado, tú que nunca te viste buscando, que siempre fuiste encontrado.

Tú siente que te mereces algo mejor, y sin embargo no tienes la fuerza para buscar otro. Te parece que la búsqueda es un poco inocua, que nada muy diferente puedes hallar, que -piensas- son todos iguales (y te avergüenza creer en ese cliché).

Tú tratas de quererme sin tantos cuestionamientos, tratas que todo sea natural, que todo fluya con normalidad. Tú no quieres hacerme esenas patéticas, y te tragas muchas veces la rabia que te provoca mi descompromiso, mi independencia total. Tú tratas de hacer las cosas bien, de no extralimitarte, de no hacer el loco, de no ponerte histérico por cosas pequeñas, tratas -en definitiva- de ponderar las situaciones y actuar de acuerdo a lo que sea decoroso. Te procupas por tu dignidad también.

Y sin embargo, la ansiedad se te escapa de las manos a veces, te me muestras muy interesado. A mí eso me halaga, y tu odias que me halague porque te sientes menos, te sientes un mendigo. Tú, lo que más temes, es haberte enamorado de mí, y odias que yo no esté en la misma situación. Tú quisieras que yo me volviera loco por ti.

Pero también -tú, que piensas mucho y confuso- crees que si eso ocurriera tal vez no me querrías más, que tal vez perderías el interés en mí.

Y nuevamente tu orgullo. Te ofende el orgullo que no sea así, porque te sientes mejor que yo, superior, más inteligente y más guapo, más maduro, mejor amante, mejor en todo.

Pero, y qué quieres? A todos nos toca alguna vez. Sufrir, digo. Por otra persona. También tú has hecho sufrir a otras y otros. También tú no te enamoraste.

Tú también piensas que te has portado bien, que has hecho las cosas nunca con mala intención, que has actuado correctamente conmigo, que has sido sincero, que -hasta donde el decoro y el orgullo de lo han permitido- me has hecho notar lo que me quieres, que sientes que te mereces más tiempo mio. Y que todas esas cosas buenas tuyas, además de escucharme sin prejuicios ni límites de tiempo, de abrime las puertas de tu casa cada vez que yo quiera, de aceptar mis horarios y necedades, que todo eso tendrá que serte recompensado. Que al final, yo voy a terminar enamorándome de ti. Eso tú lo piensas muy seguramente.

Pero también te preguntas que ocurrirá si eso no pasa. Eso también lo has pensado, porque serás mucho corazón, pero también piensas mucho. Y has decidido que tendrás paciencia (de esa tú tienes mucha), y esperarás que las cosas mejoren hacia donde tú quieres que mejoren, que la relación evolucione a lo que tú crees es una relación normal, o por lo menos lo que tú quieres que sea nuestra relación. Y si eso no ocurre, tú sabes lo que pasará contigo: que la paciencia que, aunque es mucha, se te acabará. Entonces será el fin de mi historia contigo. Para siempre. Que serás capaz de sacarme de tu corazón como si fuera una extirpación y que, después de unas semanas, todo habrá quedado olvidado para tí. Tú sabes que eso lo puedes hacer, porque ya antes lo has hecho. Y que puede ser que no tengas voluntad para nada, pero cuando se trata de olvidar la tuya es una voluntad de piedra.

Esas amenzas tú no me las has dicho, y yo no las imagino porque soy demasiado narciso, y pienso que siempre se me querrá y siempre podré encontrar el amor en cada esquina. Tú sabes que yo pienso así, y me miras con condescendencia por ser tan naive. Esa es la diferencia entre tú y yo: que yo veo muchas posibilidades y tú pocas. Que desconfías del amor y yo me entrego a lo que sea que venga. Que tú temes amar y ser dañado, y que yo creo que en eso consiste precisamente. Que tú piensas mucho y yo me dedico a sentir.

del ánimo y lo que sea

En general, yo trato de pasar mis estados de ánimo a este blog. Lo hago como una especie de rito mágico. Como si por escribirlo, se fueran, se salieran de mi. O se transmitieran y expandieran. Siendo que sean tristes o alegres los estados de ánimo, respectivamente.

Hoy mi estado de ánimo es raro. Ni alegre ni triste. Una especie de limbo. Pero estoy muy sensible a cualquier estímulo. Me he alegrado hasta las lágrimas por un mail que envió un amigo, y después he llorado mientras chateaba con una ex novia y recordábamos lo lindo que fue, y lo lindo que pudo haber seguido siendo.

Durante estos días he pensado mucho con respecto a este año. Me han dado ganas de hacer una evaluación de lo bueno y lo malo que me trajo el 2005. Pero creo que todavía no es tiempo, que, estrictamente, todavía queda algo del 2005, y que, además, todavía tengo que pensarlo un poco más.

Lo que sí sé es que no fue un año fácil, que me ha costado y que tal vez, luego, cuando lo mire con perspectiva, diga "ese año crecí y aprendí mucho". No lo sé.

Lo que sí sé es que el tiempo lo trasforma todo.

Y lo que es ahora no lo será nunca más mañana, y que ni en el recuerdo las cosas se mantienen inmutables, que el famoso río heracliteano es más ancho y profundo de lo que nos imaginamos, que transita con bríos bravos y que todo lo penetra. Todo.

Porque vaya que yo no soy el que era, ni siquiera soy cercanamente parecido a ese que yo me habia propuesto ser. No. Ni lo uno ni lo otro, sino que todo lo contrario.

Cambia, todo cambia. Es una idea hermosa, pero angustiosa en cierta medida. Es que, al final, es tan poco lo que podemos controlar, ni siquiera somos gobernadores de nuestras vidas. Como que parece cierto eso que, desde el Olimpo, otros se entretienen jugando al ajedrez.

Pero por otro lado pienso: la idea de ser un cuerpo a la deriva, transportado y movilizado por afán desconocido, es una idea preciosa. Nada conocemos, ni sabemos. Y sin saber el destino ni el propósito, nos sorprendemos de cada maravilloso encuentro, de cada puerto, de cada faro en la distancia.

Qué es mejor? qué es peor? No lo sé, y pienso que quizá no debería saberlo, que esas son preguntas que se ha creado el hombre. Que la naturaleza no responde ese tipo de cuestionamientos, que su lógica es otra -si la tiene.

Y sin embargo, buscar respuestas es un anhelo incesante, un poco de certezas por favor!!

Yo mismo las busco. Trato que cada vez menos, porque -aparte del hecho que todos moriremos- me he ido convenciendo que no hay certezas o que por lo menos no hay muchas.

Bueno, otra vez he escrito un montón de gilipolleces sin conexión alguna. Las dejo porque sí.

un saludo.

miércoles, noviembre 23, 2005

Tarea: no pensar.

Sabes qué? Yo pienso mucho y confuso. A veces se me vienen unas ideas raras a la cabeza. Por un momento pienso que son ideas geniales, que nadie nunca las había pensado, que me he iluminado. Pero después pienso qus yo soy muy poco inteligente, que la mayoría de las cosas que pienso no son ni brillantes ni creativas, que son más que nada estupideces.

Hoy he pensado mucho en el amor. He pensado -sabes qué?- que no existe.

Ves? es una idea tonta. Porque el amor evidentemente existe. Eso me lo diría cualquiera que lo haya sentido alguna vez. Yo mismo lo he sentido algunas veces (pocas, casi ninguna). Pero me agrada pensar así. Dime si no es una idea hermosa pensar que el amor no existe. Estéticamente en una idea muy bella. El amor no existe.

No es más que una vana ilusión de los hombres, y que eso que conocemos o que llamamos amor no es más que un anhelo, que ahí donde pensamos que hay comunión, comunicación, encuentro real, no hay más que una ilusión. Una imposibilidad disfrazada de esperanza. De deseo, de anhelo, de ansias.

Y ese deseo y esas ansias podrán ser muy fuertes y muy reales, pero nada más. Porque con eso no basta.

O sí?

El amor y la muerte, los dos temas de occidente.

Y pienso que tal vez al amor, que en su raíz significa sin-muerte, no es más que un eufemismo histórico para decir sí a la muerte. Porque también existe una idea ya antigua que entiende al amor con un renunciar a sí mismo, con un replegarse, unirse, acabarse en el otro. Y eso? no implica eso una muerte? la muerte de dos para volverse otro?

Ves lo que te digo? Pienso extraño y confuso. Trato de pensar cosas que me consuelen pero termino siempre más perdido que antes.

No pensar. Eso es lo que hay que hacer.

Yo trato.

El amor y la muerte, los dos temas de occidente.

Yo pienso mucho en los temas de occidente.

lunes, noviembre 21, 2005

runaway

hay días en que el deseo es escapar. Huir de todo.

lunes, noviembre 14, 2005

betrayed

Yo me prometí que nunca más.

Pero me he traicionado nuevamente.

Eso sí, ahora espero mucho menos. Casi nada.

Hay algo que está cambiando en mi personalidad. Soy mucho más sincero para hablar sobre lo que siento y lo que me pasa. Antes me costaba más. Y no sé qué es mejor. A veces siento que me expongo mucho. Demasiado a corazón abierto.

Pero creo que anoche eso dió buenos frutos. Como sabe que para mi no es cualquier cosa, que, en el fondo, él me importa, debe haberse sacudido un poco de sus inseguridades, y todo fue mucho mejor en la cama. Mucho mejor. Tiempo ha que no disfrutaba tanto de tirar. De hecho, creo que es la primera vez que disfruto realmente el sexo con un hombre.

... todo se trata del cariño, saben? Pude haberme engrupido, pero sentí que ayer hubo más cariño, más importancia.

Soy una niña, jaja. Nada que hacer.


saludos.

sábado, noviembre 12, 2005

have you ever done anything about it?

Este diálogo me pareció al mismo tiempo, bonito y naïve. Un poco cliché también. Pero me gustó.


Man 1: This rating scale of yours?... zero to six and staff?... what that exactly means?

Man 2: Zero being exclusively heterosexual and... six being exclusively homosexual… A great many people line up in the middle

Man 1: What makes you think that’s true?

Man 2: Common sense… about a third of heterosexual stories have homosexual acts, and vice-versa.

Man 1: right… I guess I’m about a “three”, ah?

Man 2: Based on your sexual history, I’d say that’s… right.

Man 1: What about you?

Man 2: I suppose I’ve been a “one” or “two”… most of my life, even though it’s taken a long time to… recognize it.

Man 1: And now?

Man 2: Probably… “three”

Man 1: Have you ever done anything about it?

Man 2: …

Man 1: Would you like to?


And they kiss each other.


saludos.

jueves, noviembre 10, 2005

la de piel sedosa

Hoy descubrí algo que me sorprendió mucho:
Resulta que Paul Elaurd, el poeta surrealista, tenía por esposa a una rusa llamada Gala. Que Elaurd se aficionó a la obra de Max Ernst y lo ayudó y le compró buena parte de su obra. Que Paul y Max se hicieron muy amigos. Y que Gala terminó acostandose con Max ante la vista beneplácita de Paul. Por mucho tiempo. Y que una vez Max se mandó a cambiar, y detrás de él partió Gala, y de detrás de ellos Paul. Y volvieron a vivir juntos por unos años más. Hasta que Gala se aburrió del poeta y pintor surrealistas y se fue con otro pintor, también surrealista, llamado Salvador Dalí. Sí, es la misma: la Gala de piel sedosa.

Parece que no hay testimonio que no la deje como una seductora, coqueta, embrujadora de hombres.

Le podría haber prestado su marido a García Lorca y ahora tendríamos una hermosa simetría de amores de la que disfrutar. Pucha, Gala, te perdiste la única obra de arte que pudiste haber producido por tí misma.
Counters
Web Site Counter