martes, septiembre 27, 2005

In the name of the...

Y vi una foto de Carrusel de niños (se acuerdan?) y me dio una especie de brinco el corazón(sí, sí, con esas palabras), y como que me dio risa y alegría ver a don Fermín (qué entrañable, no? el abuelito que todo el mundo siempre quizo). Me sentí un poco agitado, me acordé de cuando yo veía ese telenovela. La veíamos mi papá y yo.

Y después me puse un poco melancólico. El recuerdo de la infancia, saben?. Un poco nostálgico de esos años en que mi papá y yo haciamos más cosas juntos. De chico a mi mamá le gustaba a veces vestirnos a mi papá y a mi igual (sí, es cierto. Y no crean que lo digo sin vergüenza). Así que, habíame yo posando para al sastre (sí, sí, un sastre. De esos que ahora nos parecen solo personajes de películas en blanco y negro). Y más allá mi madre, mirando con cara de orgullo (supongo que era cara de orgullo). Y luego, habíame yo parado junto a mi padre: Tatoo junto a Mr. Roarke. Já, y me parecía que era de lo más entretenido. Y al parecer a mi madre también, que según recuerdo nos miraba con la vista un poco anegada. Y supongo que a mi padre también, que se prestaba para el show.

Já, y la relación con mi padre. Vaya que era especial. Mi personalidad es lacónica, casi siempre prefiero escuchar. Mi padre también. No conversabamos. Hasta el día de hoy nos cuesta conversar. Yo no jugaba con mi padre (es que el no estaba para esas cosas- yo nací cuando él era ya un hombre mayor). Yo salía con mi padre como si hicieramos vida social. Nos ibamos al cine todos los domingos (cuando los cines eran así de barrio, con butacas que olían a cuero, con salas que eran muy heladas). A mí me gustaba. Seré laconico pero tengo risa explosiva, y mi risa, según me cuentan, era la que se escuchaba más fuerte en la sala (sí, sí, era yo, el niñito vestido de terno); nos ibamos a tomar un café con mi padre (sí, un cafecito, "pa conversar"), por supuesto yo no tomaba café pero salía de ese café (uno de esos cafés tradicionales, de esos que tiene a mozos viejos, envejecidos junto al salón)un poco drogado de azúcar.

Mi padre me iba a dejar y a buscar al colegio todos los días. Por las mañanas, yo iba durmiendo en el auto. Me despertaba, me ponía de patitas en la vereda y me llevaba de la mano hasta el colegio. Y me miraba mientras me formaba junto a todo el resto del colegio y cantaba el himno nacional y el himno del colegio. Y eso todos lo días (sí, en mi colegio lo hacían todos los días). Yo de mi padre me despedia de la mano. Para mi era raro ver a mis compañeritos despedirse de sus padres de beso en la cara. Qué risa. Todo un viejito chico (sí, sí, sí, y no lo digo sin vergüenza).

Por las tardes, de vuelta a la casa, mi padre ponía el único cassete que tenía de Nat King Cole cantando en español en la radio del auto. Todos los días. Y eso hacíamos: escuchabamos a Nat King Cole en español. A mi me encantaba "el bodeguero, bailando va... no sé qué más el chachachá". Y después, al llegar a casa, estacionaba el auto y nos quedabamos largo rato conversando mientras el almerzo estaba listo (sí, era un época en que se almorzaba en familia)y mi padre sacaba de la guantera ese libro que aún conservo: un libro antiguo forrado por mi padre con papel de envolver y con el título en la portada con la perfecta caligrafía de mi padre (la caligrafía más bonita que he visto es la de mi padre. Es que sí, el viene de una época en que Caligrafía era un ramo en el colegio)diciéndo: La Vida de las Abejas. Ja. Y me leía sobre cómo se forman las colonias de abejas, cuales eran las castas dentro de las jerarquía abejuna, qué ocurría con la princesas, papá, si solo puede haber una reina en un panal, y por qué los zanganos no hacen nada papá, y que hacen cuando los echan las abejas, y las abejas guardianas son malas papá, y todas las celdas son exactamente iguales, hijo, crean los hexágonos más perfectos de la naturaleza. Y mi cabecita llena de abejas y flores y panales.

Pero, como les digo, mi padre y yo somos lacónicos. No nos quedamos conversando infinitamente, no nos contamos nuestras cosas, ni nuestros secretos. Nuestra relación esta llena de silencios. Nos acompañamos de una manera que no requiere tanta palabra. Porque siempre, desde que recuerdo algo, he sentido al apoyo y el cariño de mi padre cerca. Muy cerca.

Y qué quieren que les diga. Para mi, Nat King Cole es mejor que Frank Sinatra. Lejos. Todavía voy a ese Café a llenarme de sus desayunos pantagruélicos; ahora yo acompaño a mis hermanas al cine, y sigue siendo mi risa la más fuerte; ya no me visto como mi padre, pero él se viste cada vez más parecido a mi (já, qué risa cuando se dejó una colita); y cuando veo una abeja siempre me pregunto si será una de las que viajará con la princesa a crear otro panal.

Soy hijo de mi padre. No hay otra forma de ser.


Saludos,

jueves, septiembre 22, 2005

some quotes

Me dicen que el infierno es todo oscuridad, pero ¿hay algún lugar más bello en el mundo, donde incluso si hay algo feo no lo ves?

***

- Dime, ¿acaso tú puedes girar la cabeza para ver justo detrás de ti, pero darle la vuelta de verdad, de manera que puedas verte la espalda? ¿Puedes entrar en un lago y quedarte debajo del agua hasta la tarde, pero digo debajo, sin sacar nunca la cabeza?

- No, porque si intentara girar la cabeza completamente, me partiría el cuello; si me quedara bajo el agua, el agua me imperdiría respirar. Dios me ha creado con estos constreñimientos para impedir que me haga daño.

- Y entonces dices que te ha quitado algunas libertades a fin de bien, ¿es verdad?

- Me las ha quitado para que no sufra.

- Y entonces, ¿por qué te ha dado libertad de elegir entre el bien y el mal, de manera que tú corras el riesgo, después, de sufrir castigos eternos?

***

Y finalmente entendí que el Demiurgo había hecho las cosas a medias, mientras que otros seguían creyendo que en este mundo era posible alguna victoria.



Dígame: quién dijo estas cosas?


saludos.

miércoles, septiembre 14, 2005

escéptico (o sí, eres mi musa)

Yo no me compro los discursos armados, no me compro las ideologías, no me compro los grandes sueños generacionales, no me compro el tanta veces mencionado "proyecto país". Por supuesto nunca me he comprado el famoso "amor a la patria", ni menos la "identidad gay". Por mucho tiempo no me compré "el creer en Dios", ahora me lo compro un poco más, pero tampoco me compro tanto el que me lo compre.

Todo fanatismo me da urticaria. No le creo a la gente que le desea el bien a todo el mundo y que "ojalá todos seamos iguales". Definitivamente no creo en el discurso seudocomunista (digo seudo porque lo que en este país se entiende por comunismo no es ni cercanamente comunismo-más parece una ideología de centro de madres llenas de buenas intenciones), me parecen todos unos poseros de bufanda de lana y barba hablando assssí, asssí, como arrassstrando la esse, y sssonando muy comprometido asssí. Por el pueblo, hermano, por el pueblo. Le creo más a los de udi: son opus, son tontos, no conocen más que sus iglesias y el jardín de sus casas, pero no lo ocultan. Son así, tontitos y les parece que están bien. Llegan a ser hasta tiernos. Si basta con ver a Lavin dando pena con su candidatura, pero él dale que dale. Es como si no se diera cuenta. En fin.

Yo voto concertación. Pa aclarar, digo. No soy un facho. Y si lo fuera no tendría problemas en decirlo, pero no lo soy. Lo aclaro pa que no se me reduzca, como usualmente se hace, con algún sofisma de autoridad del tipo "ahh, pero es que es facho". En la concertación son prácticos. O lo han sido hasta el momento. Qué son las cosas? Cómo se puede resolver? Nada de andar divagando sobre cuestiones metafísicas y leseras. Nada de andar haciendo testimonios. Qué odiosos son los testimonios: yo me inmolo, yo sufro, yo doy testimonio. Baaaa... eso no es otra cosa que: yo me inmolo, mírenme cómo me inmolo, yo soy un héroe, mírenme cómo soy un héroe. Bull shit!

Y así, no se la compro a todos los engrupidos con la gran revolución generacional: "nosotros podemos cambiar el mundo". "Somos jóvenes, hermano, está en nuestras manos". "si no lo hacemos nosotros, quién? Si no es ahora, cuándo?" Por favor, dejen esos slogans pa comerciales de prevención del SIDA. Los peores en esto son lo treintañeros: uyyy, esos se quedaron pegados con su "lucha contra la dictadura", y está bien, lo hicieron, era peliagudo, lo que quieran, pero no me vengan a dar cátedra de compromiso social, pontificando como si fueran unos veteranos de la guerra de Vietnam, porque también eso fue una moda en los 80's y también lo pasaron bien haciéndolo y también hicieron grupos de amigos y también se curaron y tambien fueron a 10 reuniones de cada 1 protesta a la que iban a tirarle piedras a los pacos. Y está bien, alguien tenía que hacerlo, había que demostrar la presión social. Pero no me vengan ahora con el airecito de héroe retirado. Es que no les queda, se parecen a Martin Vargas: nostálgicos del ayer.

Y pa seguir, tampoco se la compro a los lanas, a los místicos, a los "muchas luz para ti, hermano", a los "hice el camino y me cambió la vida". Cuando me dicen eso, no sé como reaccionar. Por una parte pienso: hasta que punto se puede engrupir a sí mismo una persona?, y por otro lado: me estará hueviando?. Pero yo no digo nada, yo soy muy tolerante. Yo la intolerancia me la trago y dejo que me envenene la sangre. Porque hay que ser tolerante siempre.

Pero saben qué? Tampoco me la compro yo. Porque estos últimos días he estado leyendo unos blog que al principio me parecieron el colmo de lo hiperglicémicos. Cómo decirlo? De una mamonería que no me creí capaz de soportar, pero seguí leyendo porque soy muy voyerista. Son unos chicos que viven en el Valle del Elqui: Tiago y Luciano. Muy asssí, muy conectadosss con la natularezzza, con su KI muy equilibrados y con todos los chakras alineados.

Pues bien, poco a poco esa vida me empezó a parecer más y más evidiable. Las tardes de hamaca, las caminatas, las tardes de mirar atardeceres o el tiempo para descrubir cerros. Incluso el trabajo de la tierra. Me pareció que sus tiempos eran tan distintos a los mios. Más lentos quizá, pero más intensos. O ni siquiera eso, sino que más de ellos. Una vez le leí a Savater que si uno miraba su agenda, en general deja poco tiempo para las cosas realmente importantes: conversar, leer, mirar, amar, sentir, pensar, ... Y yo miré mi agenda, y, claro, esos ítems eran receptores residuales del resto de mi vida. Y qué pasaría si uno invirtiera eso? Pues que tal vez desarrollaría un grupo de amigos de amores profundos y desgarrados, como los que tienen estos muchachos del Valle del Elqui. Y eso? Me dan ganas de vivirlo? Creo que sí. Las amistades citadinas son también receptoras residuales del tiempo. Pero cómo sería al revés? Que fueran una prioridad, que pudieras exigirle a tus amigos su presencia? Que no tuvieras que pedirles disculpas por ocupar parte de su tiempo, ni que sintieras que estas gastando tiempo útil cuando estas con tus amigos: que tal vez podrías avanzar en el trabajo, que tal vez podrías descansar, que tal vez podrías, no sé, cualquier cosa?

Y si yo fuera un niño Valle del Elqui, sería así de engrupido con el amor? Me gustaría oír frases clichés? Tal vez sí, y tal vez me compraría todo eso eligiéndolo razonadamente. Porque, honestamente, me gustaría encontrar alguien así de entregado al amor como este Tiago y este Luciano. Lo que no me gustaría es estar yo así de entregado. Y quizás ahí esté el problema: que en el mundo de los cool, todos quieren recibir y nadie dar. Pero si nadie da, tampoco nadie recibe. Un equilibrio de Nash subóptimo, o sea, una mierda completa.

A mi me interesa mi tiempo, me gustaría sentirlo realmente mio; me interesa mi cuerpo, me interesa la cultura, me intersa el arte y me gustaría practicarlo, me interesa la gente (no toda, pero algunas sí) y me gustaría conocerlas más; me interesa el amor; me interesa la artesanía, la albañilería, me interesa la escritura, me interesa la actuación, me interesa la cocina, me intersa el dibujo, la pintura, me interesa el ciclismo, me interesa la natación, me interesa Borges, Vila-Matas, Kundera, Bolaño, Vargas Llosa, Harry Potter, etc, y me gustaría leer todo sobre ellos. Pero no se puede, porque mi tiempo no es mío. Quizá ahora entiendo un poco más que el "camino te cambie la vida" porque, claro, hacer un camino como el del Inca o el de Santiago de Compostela, es obligarte a usar tu tiempo en algo que solo a ti te interesa, y eso, eso sí que es cambiar de vida.

Yo sé que el blog es irremediablemente fantasía, que uno termina leyendo más lo que uno quiere leer que lo que el otro quiso realmente escribir, pero si estos muchachos tienen una vida como yo creo que la tienen, entonces tengo que decir que a estos muchachos los envidio. Una vida plácida, eso necesito.

Léalos: Tiago y Luciano Le cambiará la vida (como Ego, se acuerda?)

saludos.

domingo, septiembre 04, 2005

fall

Este muchacho es solitario. A veces la vida te abandona por completo, y no es que lo puedas elegir ni rechazar. Es lo que toca (oh sí) y lo sabes. Siempre lo sabes.

Ha salido del cine y camina por la Alameda mirando el suelo y pensando en las fantasías perversas de las personas que se cruza. El pavimento está mojado, y no hay mejor metáfora para los sentimientos oscuros con los que coquetea. Le parece que cada inocente transeúnte oculta una vida negra. Así debe ser, y no lo duda. Le parece que, sin embargo, eso no es interesante, y no lo es. Porque –piensa- toda vida desviada es igual a la siguiente, hay solo una forma en que la carne se degenera y ninguna en que se salva, y aparte de eso no hay nada.

Le han dicho que cada hombre elige su camino, y él sabe que no es así. Pero no dice nada. Si algo hay, no son caminos. Hoyos. Por los que caes. Rápido. Sin control. Todos lo saben, y lo callan.

Caer.

Todo huele mal. Huele como debe oler el mal destino.

Caer (oh sí), caer mientras se siente el aire golpeándote el rostro, y te acaricia.

Este muchacho es solitario. A veces, la vida te empuja, y no hay nada que hacer al respecto. Tienes que seguirla, y lo sabes. Siempre lo has sabido, y te vas. Sales de tu casa a prisa, como perseguido, y tomas un taxi.

El taxi lo ha llevado a Fausto. Ahí se encuentra con alguien que le interesa, y no se atreve a hablarle. Pero piensa que nada tan terrible puede pasar, y le habla. Pero ha sido terrible. Cae. La indeferencia hiere, y lo ha comprobado. El muchacho piensa que ese vaso en su mano es un arma letal, que si le dieran los cojones le plantaría el vaso en media cara, que una nariz quebrada reivindicaría su orgullo herido, que una patada en las bolas le satisfaría mucho. Que ese gusano no sabe lo que es ni lo que se pierde, que es una mierda perfumada de Armani, y nada más. Bebe el resto de su vaso y sale de ese lugar. Vaya mierda de lugar. Una bomba terrorista ahora sería un franco favor a la humanidad.

Otro taxi lo ha llevado a Bokhara. Ahí ve un show con el que se ríe mucho. Tanto despropósito, tanto patetismo, y no se dan cuenta. Ellos caen (oh sí), y con él. Le parece que la risa es necesaria. Qué más si no. Se le acerca joven y guapo actor, y conversan. Lo invita a La Feria, y lo sigue. Un local vacío donde gasta una hora de su desperdiciada noche. Alguien le habla sobre abrir bares a destajo en el país, de alcoholizar la juventud y volverla inocua, superflua, descreída, cínica, vacía, obtusa, estúpida, abúlica, y perdida. Le parece que todos caen, y con él.

Después lo invitan a Dominica54. EL after (oh sí), y va. Ahí baila tecno trance con todos y nadie a la vez, y mira. Mira a los jóvenes que, como él, también bailan consigo mismos. Le parece que hay tanto miedo propio y ajeno en el mundo, y cierra los ojos. Sigue bailando solo, y piensa que en verdad no hacen falta esos bares por el país. Solo baila, y piensa en cuánta belleza ocultará una explosión gigante, cuánta belleza habrá en ver esa explosión en cámara lenta desde adentro. Cómo será ver una explosión congelada en el microsegundo después del gran Kaboom!, y se ríe. Oh sí, se ríe. Alone. All alone.


Googlee: que es un lemming?


saludos.
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